viernes, 23 de mayo de 2008

Notas Bajas

Estoy en un hoyo.

Cuando salga de él, haré una completa explicación de la situación y entenderán porque estoy en un hoyo, con un gato y un cerdo.

Por cierto, estoy con un gato y un cerdo.

El gato y el cerdo no tienen nada que ver con el problema. Bueno, el gato si, el cerdo en cambio es inocente, pero es todo lo que explicaré hasta que me saquen, no más. Ni siquiera daré detalles de la iracunda diosa del amor, que al ser liberada de la botella donde estaba atrapada cuando el cerdo se sentó en ella, decidió que nos recompensaría a todos, en especial al cerdo, aplicando sus bendiciones amorosas sobre nosotros y consiguiendo para el cerdo, la suficiente auto estima para conquistar a cualquier cerdita y la perspicacia para escapar de peligrosas situaciones inquisitivas como “¿estoy gorda?” o peor aun “¿estoy hecha una cerda verdad?” está última, la mayor trampa mortal de todas.

Para el Dr. Filkenstein, esta bendición significó un reencuentro con Estella, la chica de las medias cortas, que según supe después se alejó cuando el Dr. Filkenstein se fue a buscar un poco de agua para ella mientras veían una película y se distrajo por 3 meses cuando se le ocurrió construir un irrigador hidratante remoto de acción migratoria nivel 2, que detecta la sed que se acerca y la detiene en el acto y con acción temporal que sigue hidratando hasta después de 3 semanas. Gracias a la diosa el Dr. tuvo el acierto de pedirle a Arquimides, quien se comunica mejor que cualquiera de nosotros, que le explique que el invento fue creado para que ella nunca más tuviera sed y que fue el amor quien mantuvo al Dr. 3 meses encerrado sin comer ni dormir, solo por ella. Le funciono, ahora están en el Caribe, inventando un amor mucho más fuerte que los polímeros comunes.

Yo me volví invisible para mi esposa, no entiendo por qué, ni que significa exactamente pero supongo que es para bien. Es un poco raro cuando le hablo y me responde sin mirarme o cuando le pido que escuche algo y sigue caminando como si nada sonara, como si la música no fuera para ella, aunque lo es, cada nota.

Por cierto, fue el gato, quien me empujó, pero no diré más.

miércoles, 21 de mayo de 2008

1 de Oro

Dice mi arcano del día que es un buen momento para nuevos proyectos.

Es mentira, mi arcano no habla.

Pero me comunica por lenguaje escrito, que si tengo pensado hacer algo nuevo (que lo tengo) lo haga ahora.

No después, ahora.

Por cierto, mi arcano es como el horóscopo, pero mejor porque habla.

No, en serio, no habla, pero te sugiere cosas, como esta del momento de lo nuevo, coincide con el momento que yo había escogido por mi propia cuenta para hacer algo nuevo, lo que me hace tanto o más apto que él arcano para lanzar frases cambia-vida como “No subas a un bus después de las 4” o “Cuidado con los vértices hoy”

Voy a hacer algo nuevo.

Aún no se qué, pero será nuevo. Dice el Dr. Filkenstein que lo nuevo es lo mejor, y que es claramente el camino a seguir y que si estuviéramos en un bosque perdidos y viéramos un camino que dice “nuevo” en un letrero en alguna parte deberíamos seguir ese camino.

También dice que debo dejar de poner tantos espacios entre mis líneas, pero eso es el resultado de un encuentro no programado con un vendedor de juegos de mesa que, al traer sus juegos a ofrecer, estos impregnaron en mí ciertas de sus reglas que debo seguir, todo gracias a un aparato del Dr. Y aunque la mayoría ya fueron superadas, algunas veces

dejo espacios entre las líneas.

Pero estoy mucho mejor, debieron verme antes, eran 7 líneas y… pero me desvío.

Dice Arquímides que no debo vivir en el pasado, en especial entre el año 700 y el 1000, que es muy aburrido, peligroso y que la gente se moría como en videojuego. Sin embargo yo no puedo olvidar el pasado y siempre vuelvo de alguna manera a las cosas que me llevaron a donde estoy.

¿Dónde estoy?

Para llegar a donde estoy tuve que ganar dos de tres.

Lo interesante es que nunca se jugó aquel tercer juego.

Ha llegado el momento, de jugarlo, de volver a la locura.

Hay mucho que contar, pero hay mucho más que ver, y creo, que ya es momento de abrir los ojos al azul.